Las historias del quijote: demasiado lejos no es un lugar
- elcantodelcronopio
- 2 dic 2018
- 2 Min. de lectura

Por: María José Alcaraz
Se puede contar Corrientes a través de personajes, y el desafío que asume Moni Munilla es hacerlo a través de mujeres. La poesía que siempre ha estado presente en los paisajes del nordeste y en su gente, da personalidad a un relato que pretende ser novela y puede llegar a confundirse con realidad. En poco más de cien páginas, la escritora extiende el mapa de Corrientes haciendo mención a los pueblos del interior y traspasando la frontera a Paraguay, posicionándose en la capital correntina donde se encuentran los destinos de tres mujeres que vienen desde “demasiado lejos”.
Joaquina, Josefa y Manuna, protagonistas de “Demasiado lejos no es un lugar”, bien pueden posicionarse al lado de Eliza de “Hija de la Fortuna” (1999) o de la mismísima y admirable Eva Luna, de la novela homónima (1987). Todas ellas, mujeres que desafían al destino fijado por la suerte del lugar en el que les tocó nacer, y sin embargo, al ser valientes e imprudentes se encaminan hacia ese destino mayor que estaba reservado por las estrellas.
Joaquina es la joven protagonista del inicio, perteneciente a la tercera generación de mujeres que son parte de esta novela. Es una muchacha del interior de la provincia, en plena transición de niña a mujer, que abandona el rancho pobre en el que vive con su madre y hermanos menores, confiando en la bondad del sacerdote del pueblo, que le consigue trabajo como empleada doméstica en la casa de Josefa, una anciana solitaria, religiosa y con fortuna. El encuentro entre dos mujeres de condiciones sociales tan opuestas, esconde un pasado que las une y las hace semejantes. Manuna es la última en integrarse al relato, otra mujer que llega desde “demasiado lejos”, más precisamente de París. Su llegada supone el punto de inflexión entre los destinos de Joaquina y Josefa, siendo hija de la anciana y la razón de la desgracia sucedida a Joaquina
La historia se sucede con los relatos de vida de cada una de estas mujeres, con una lógica temporal que hace oportuna cada anécdota para explicar el desenlace trágico. Joaquina cede el protagonismo a Josefa a partir de la segunda parte del libro, y en el final, esta mujer de larga vida, con tanto coraje para forjarse una vida mejor así como errores, pecados y arrepentimientos, se convierte en la figura central de toda la novela. Manuna es un personaje que con su sola aparición atraviesa la novela en un vuelo al ras, pero sin llegar a ser parte del realismo con el que se aprecia a las otras dos, sin llegar a posar los pies en esa tierra y en la historia.
Lo que conmueve de la historia es la cercanía. La historia de vida de Joaquina, una chica pobre del interior que va a trabajar a la capital; de Josefa, una paraguaya que cruza el Paraná para procurarse una vida mejor; o de Manuna, una joven correntina que viaja a París para escapar de su vida y regresa a Corrientes otra vez escapando, puede ser la historia de vida de muchas otras mujeres de esta tierra. Estas mujeres pueden ser cualquiera: con un destino que las lleva lejos y el sol caliente del nordeste para siempre en su alma.
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