Las historias del quijote: autoretrato
- elcantodelcronopio
- 2 dic 2018
- 2 Min. de lectura
Por: María José Alcaraz
Tengo el recuerdo de mi hermana leyendo esta poesía frente a un público, y decía:
“Esta mujer que ustedes ven / sentada aquí no pudo ser…”
Y el recuerdo de mi padre, cantando:
“Y ahora esta mujer es canción cantada…”
Yo los miraba a ellos, y por despiste de niña perdí para toda la vida la oportunidad de ver el rostro de aquella mujer, de hacerla real en mis recuerdos. Desde entonces siempre que evoco a Martha Quiles, ella toma forma con las palabras de su Autorretrato.
En San Luis del Palmar, Martha Quiles es un nombre ilustre al que todos hacen reverencia, pero no todos conocen su vida y sus obras. Lo que saben está construido con comentarios de aquellos que recuerdan a la joven y rebelde Martha, que por ir maquillada a la escuela recibió 25 amonestaciones y no le dejaron dar el discurso de despedida en su acto de graduación, siendo la abanderada. Y otros rumores, dichos en susurros, de los que Martha jamás habló en voz alta, se refieren al tiempo en que la llevaron presa los militares y dio a la luz a niña, Martha Libertad.
Pero Martha Quiles era reconocida en otros lugares, por otras personas, al otro lado del río. Compuso la “Cantata Chaqueña”, con Raúl Cerrutti, una obra rica y compleja que relata la historia de Chaco en siete canciones. Martha no cantaba, pero sus canciones eran llevadas por toda la región con las voces de muchos cantantes, como Zitto Segovia -que hizo inmortal la canción de “Lucía de Arena”-, Ricardo “Tito” Gómez y el Grupo Reencuentro.
Ella escribía sobre las problemáticas sociales y personas reales. Varias de sus canciones están inspiradas en personajes marginados, como “Miguel de los desatinos”, un hombre demente, o “Jamás te vimos llorar”, una lavandera pobre. Y su poesía “De lo que los árboles se avergüenzan”, donde recuerda con dolor la muerte de tantos jóvenes en la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas. Escribía sobre la realidad y eso la afligía. Pero sabía encontrar en cada cosa mala, algo bueno. En su autorretrato lo dice: “Por cada piedra, hubo un jazmín”.
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