Historias del quijote: el poder de las palabras
- elcantodelcronopio
- 2 dic 2018
- 1 Min. de lectura

Por: María José Alcaraz
El otro día me llevé el mal de trago de escuchar al vuelo, una frase desafortunada: “Es solo una palabra”. Dando a entender que daba lo mismo usar una palabra que otra, que se puede llamar “pan” al vino o “día” a la luna. Y en mi fuero interno se levantó una voz de trueno que decía: ¿Qué sabe usted del poder de las palabras? Seguramente nunca se han estremecido por el discurso de un orador; ni tampoco ha llorado por ser víctima del filo peligroso de una palabra escrita, con toda intención de hacer daño. Y es que quienes conocen y saben del poder de las palabras, son capaces de tocar el alma sin poner un dedo en la piel.
Creer que las palabras solo son palabras, es una ingenuidad fatal. Creer que las palabras fueran puestas en nuestros labios o en nuestras manos, como si se trataron de frutas maduras que cayeron de un árbol y alguien las recogió, están equivocados. Las palabras no están en un estado natural. Me sonrío cada vez que alguien con desdén dice que detrás de una palabra nueva hay una ideología que trata de imponerse. ¡El secreto! ¡La verdad universal ha sido revelada! (sarcasmo) Detrás de cada palabra hay un imaginario inabarcable.
Así que no vengan a decirme que una palabra “es solo una palabra”, ni se vistan como jueces de academia cuando ni siquiera entienden su esencia. ¿Cuántas personas se han sumergido en el océano de las palabras hasta tocar su fondo? Que las palabras pueden ser una verdad que corta la piel, la más hermosa mentira o un hechizo que atrapa almas.
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